Pedida de mano · o cómo una pregunta transforma dos vidas
¿Quieres casarte conmigo? Una pregunta, 3 palabras para cambiar dos vidas, las vuestras. Toda historia tiene un comienzo. Y la de una boda arranca de manera oficial con una bonita pedida de mano. El día que os comprometéis os situáis en el siguiente paso de un proyecto en común. Llegó el momento de llevar lo vuestro a otro nivel, de prometeros amor Verdadero.
Ese momento… Cuando escuchas esas palabras…, el mundo, vuestro mundo, se detiene. Es un instante irrepetible, muy emotivo y cargado de simbolismo. Jamás olvidaréis ese instante tan pequeño en el tiempo pero tan grande en intensidad.
Y tras deteneros en el presente, retrocedéis hasta el pasado. Durante la pedida de mano pueden surgir recuerdos muy especiales. Vosotros, como pareja, habéis recorrido un camino que os ha hecho llegar hasta aquí. Os conocisteis, os gustasteis, empezasteis a salir, luego comenzasteis a tener sentimientos el uno por el otro, y por último, afianzasteis vuestra relación. ¿No os parece algo precioso?
Ese camino, ese proceso cargado de vivencias es lo que os ha hecho llegar hasta este mágico instante, la pedida de mano.
Pero también, en este momento, es inevitable mirar hacia el futuro. Os vais a casar… y desde ahora tendréis puesta la cabeza en ese día, el día de vuestra boda. Sentiréis que vuestra historia de amor avanza. Por eso serán muchas y muy bonitas las emociones que os llegan de golpe a vuestra cabeza y corazón tras escuchar esa famosa pregunta de… ¿Quieres casarte conmigo?
Aparte de toda la emoción del momento, todas las pedidas tienen algo más en común y algo que hace que no haya una igual que otra.
Fotografías Alvaro Sancha
Cada pedida de mano es diferente
Hoy los protocolos han perdido algo de peso. Por eso cada vez es más habitual hacer una pedida de mano original y diferente. Hace tiempo el único objetivo de la pedida era contar con el consentimiento de las familias para el matrimonio.
Hay parejas que prefieren romper con esta tradición y abrirse a nuevas experiencias.
Y lo hacen para disfrutar del momento. Pero sobre todo, para que hagáis de él algo imborrable en vuestras memorias. En este caso, los fotógrafos de boda añadimos más valor al momento, porque al inmortalizarlo logramos que la huella del recuerdo sea aún más profunda.
Con protocolo o sin él, con o sin anillo, rodilla al suelo o no… Como queráis, pero yo siempre os propondré hacer algo diferente. Es solo una pregunta, pero en torno a ella se pueden hacer muchas cosas diferentes. Por eso no hay pedida de mano parecida a otra. Pero aparte de disfrutarlo, lo importante es que os lo digáis a vuestra manera.
Porque la pedida debería reflejar lo que sois como pareja, ya sea pasión, complicidad, entendimiento… Y además, tenéis que vivirla como más a gusto os sintáis. Puede ser una sorpresa o no, podéis hacerla de en vuestra zona o viajar a un sitio especial… Cualquier rincón del mundo es bueno para comprometeros.
También puede ser a solas, con la familia, con amigos, acorde a vuestras creencias. Otra idea puede ser hacerlo a solas y luego montar una fiesta íntima o a lo grande. ¡Hay mil ideas!
Fotografías Pedro Mon
Lo que las pedidas tienen en común: el simbolismo
Y aunque cada pedida de mano sea diferente, todas tiene algo en común: el simbolismo que desprenden. Es un acto cargado de significado, porque al comprometeros, os estáis prometiendo el uno al otro para siempre.
Ese simbolismo del momento, que gira en torno a una pregunta y una respuesta, os hará sentir de manera especial y diferente a todo lo que hayáis vivido antes como pareja.
Cuando llegue la hora de pedíroslo, lo sabréis. Y cuando lo hagáis, vividlo y disfrutadlo como lo que es: Un momento único e irrepetible. Miraos, abrazaos, sentiros y sonreíd si es lo que os apetece. O llorad por la emoción si así os lo pide el cuerpo. Pero vivid este momento como os merecéis y sobre todo, no lo olvidéis jamás.
Porque no es para menos. Pedir la mano es deciros: No quiero pasar ningún día de mi vida sin ti. Y después de haceros la pregunta y responderos, ya podéis gritar al mundo que sí. Que os casáis.