Hola, soy
Alvaro Sancha

Fotógrafo de bodas en España

Siempre he pensado que la verdadera recompensa no es llegar al final, sino disfrutar del camino. En ese camino, la compañía es esencial para que la experiencia sea la huella que defina parte de la historia.

Soy Álvaro Sancha y soy fotógrafo de bodas

Es una definición simple, pero detrás de ella hay un sinfín de pasiones, aptitudes, sentimientos y trabajo… mucho trabajo. Podría llenar este espacio de adjetivos que hablen de mi a través de las opiniones de las personas que tengo cerca, pero creo que basta con uno: natural.

Y es que la naturalidad esconde la esencia de lo que me define como persona. Ante todo, en mi forma de relacionarme con los demás, donde dejo que la honestidad y la empatía sean los motores que alimenten mi inquietud y curiosidad.

Tengo claro que ser uno mismo es el primer paso para documentar historias para recordar. Pero también en mi modo de ver y vivir la vida.

Siempre dejando un buen espacio al sentido del humor, de una manera crítica y creativa a través del arte y, también, como un continuo viajero de este mundo que cada día me enseña lo gratificante que es recorrer sus rincones. Y es que de cada viaje vuelvo con mochilas llenas de experiencias vividas. Momentos únicos que guardo para siempre gracias a los valores que me transmiten otras culturas.

Para alcanzar cada meta he tenido que andar un camino del que he aprendido a cada paso. De mis primeros trabajos como fotógrafo de prensa he adquirido una relación muy estrecha con la realidad y la manera de narrarla, con pasión y atendiendo a los detalles. Eso me hizo sentir el pulso de la calle y de ella me inspiro para desarrollar streetphoto y documentar en cada uno de mis viajes, muy pegado al día a día de la sociedad. Todo ello se puede disfrutar en Latitude, mi galería de arte personal donde sois bienvenidos.

Actualmente trabajo junto con agencias de marketing y soy formador de fotógrafos, a través de mentorías one to one y de posicionamiento SEO para fotógrafos, porque, para mí, transmitir lo que sé es un regalo.

Pero si algo ha forjado mi espíritu y ha dado, en parte, sentido a mis pasos, han sido los más de 10 años de pura aventura que llevo vividos como fotógrafo de bodas. El poder transmitir todas las emociones y sentimientos que sobrevuelan cada reportaje es uno de los grandes motivos que marcan mi pasión por la profesión.

Me gusta la aventura del que no da nada por sentado, porque de ese aprendizaje se recoge la valía de ser único y poder demostrarlo a través de un estilo propio. Esa aventura la veo también en las calles, donde las personas que la recorren me enseñan a tener los pies en el suelo.

En este tiempo he sabido cómo cambiar la acción del día a día por la vibración de los sentimientos humanos. He aprendido a dejarme recorrer por ellos y transmitirlos como los siento. Porque pocas cosas tan gratificantes como ver en los ojos de las parejas la alegría que les aporta mi trabajo.

Como fotógrafo de bodas tengo la oportunidad de viajar a hacer reportajes en lugares tan especiales como México, Estados Unidos o algunos de los lugares más bonitos de Europa. De estos viajes me quedan para siempre los compañeros que conozco en el camino.

Tengo la suerte de poder aprender cada día de los mejores fotógrafos de boda, con los que he creado una comunidad en la que me siento en casa y que son fuente de inspiración.

Es precisamente esa comunidad la que me ha hecho seguir recorriendo un camino que ahora sigue creciendo gracias a RUMBO, el proyecto formativo que he fundado junto con dos grandes compañeros y amigos y que me lleva a conocer lugares y personas creativas y especiales. Toda una hermandad fotográfica que tiende un puente entre Europa y América para conectar el talento y una cultura visual que compartimos y, a la vez, nos hace únicos.

Este caminar me ha llevado a ser lo que soy hoy en día y, a la vez, a que esa naturalidad que me inspira se pueda sentir en mis fotografías. Siempre he visto mi trabajo de un modo orgánico en donde mi mirada es, primero, testigo de momentos únicos y, después, creadora de recuerdos.

Todo me ha traído hasta aquí, donde intento reflejar la naturalidad que me inspira el norte de España. La fuerza y la tranquilidad que me transmiten sus costas, la conexión con la naturaleza que siento con sus paisajes montañosos o la riqueza de su biodiversidad. De esa luminosidad lleno mis fotografías, con una mirada honesta que refleje la calidez de cada momento.

Creo que sin ese aire de libertad con el que trabajo no podría llegar a ponerme en la piel de la pareja para trasladar esa emoción única que siento en cada reportaje. Tengo claro que crear para recordar hace que merezca la pena cada esfuerzo. Las personas somos recuerdos, y en torno a ellos construimos nuestro mundo.

Si habéis disfrutado con mi trabajo tanto como yo llevándolo a cabo, mis puertas siempre estarán abiertas para atenderos y conoceros.

Gracias por visitarme y conocerme un poco más.

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